El 9 de enero de 1964 estallaron 60 años de contradicciones sociales, políticas y culturales acumuladas por el sistema colonial de la Zona del Canal. Ese día saltó por los aires el estado tutelado en que se había convertido Panamá desde 1903. Aquel acontecimiento marcó un punto de quiebre de la política norteamericana en Panamá.
Ese día eclosionó la experiencia acumulada del pueblo panameño, dirigida por sus sectores más combativos, que habían enfrentado la presencia colonial imperialista durante décadas. Acontecimiento de tal magnitud que obliga a reiterar dos afirmaciones axiomáticas, que se pasan por alto constantemente:
La primera es que ese día hubo una verdadera revolución popular antiimperialista en Panamá. La segunda, esta sublevación popular fue nuestra verdadera gesta por la independencia nacional del siglo XX.
El 9 de Enero no fue una protesta más en la larga lista de movilizaciones populares panameñas contra la presencia norteamericana. Por su masividad, combatividad y heroísmo popular fue una revolución, en todo el sentido legítimo de la palabra, y constituyó un verdadero salto adelante hacia la independencia nacional del tutelaje colonial.
Fue un acontecimiento a partir del cual hubo un antes y un después. Por eso fue una revolución popular antiimperialista y descolonizadora. Allí se hizo añicos el sueño que tenía la oligarquía panameña de que bastaban algunos parches para dar apariencia de justicia al Tratado Hay Bunau Varilla.
Si comparamos la heroica gesta del 9, 10 y 11 de Enero, con el 3 de Noviembre de 1903, fecha que la oligarquía gobernante nos ha presentado como el día de la independencia, veremos las enormes diferencias que resaltan con claridad. La comparación desenmascara aquella conspiración de 1903, entre una élite local aliada a intereses foráneos, por la que el imperialismo yanqui urdió la separación de Colombia, no para hacernos libres y soberanos, sino para apropiarse del territorio, el canal y convertirnos en protectorado.
Los ancestros de la oligarquía, se sintieron cómodos con la situación colonial. Pero a los sectores populares, aunque les costó encontrar claridad en la construcción de un proyecto político propio, desde el principio pusieron el pecho en la defensa de la soberanía, porque comprendieron que la prosperidad del país y la propia dependía de ella.
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