En ese foro continental, el representante permanente de Panamá, Miguel J. Moreno, emprendió una labor razonada y eficaz de la posición panameña. Moreno, abogado y diplomático que dirigió el Ministerio de Relaciones Exteriores entre 1958 y 1960, había expuesto anteriormente esta posición con claridad ejemplar.
Las gestiones diplomáticas del embajador Moreno y el apoyo que logró concitar en la OEA condujeron a la firma de la Declaración Conjunta del 3 de abril de 1964, firmada por los representantes de Panamá y Estados Unidos (Ellsworth Bunker).
En dicho pronunciamiento, ambos Estados acordaron restablecer sus relaciones diplomáticas, rotas por iniciativa de Panamá el 10 de enero anterior, como protesta por la agresión estadounidense. Lograron, además, en designar embajadores especiales para procurar la pronta eliminación de las causas de conflicto entre los dos países e iniciar inmediatamente los procedimientos necesarios con el objeto de llegar a un convenio justo y equitativo para solucionar las diferencias entre ambos Estados relacionadas con la ocupación, por Estados Unidos, de una porción del territorio nacional.
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